La Procesión

© José A. Callejón
Poema tragicómico inspirado en fábula de Esopo.

Dramatis Personae
• Hermano Mayor (con notario y jurado del casting necrófilo)
• Alfonso (borracho muerto en retrete que suple al Cristo en la procesión cofrade)
• Viuda psicópata de Alfonso
• Arzobispo (y séquito de autoridades, banda de música y muchedumbre)
• Mica, peluquera mona (alcaldesa).
• Mantillas discretas (sustituyendo a viejas muertas tras pandemia de la viruela del mono)

Otros personajes metateatrales referidos
• Cris (Jesús)
• Miguelico (dueño de cine mítico de Dalías)
• Poncio (en sus cosas).

*****

La Procesión

En el año mil cuarenta
de Nuestro Redentor,
trajeron monas viruela,
y la viruela el pavor
a parroquianos. Ausencia
temida por procesión
de Jesús, era único el tema
áureo de conversación. 

Hermano Mayor, cabal,
con delicadeza lee el parte:
-A Cris emboté de orfidal
por nenaza e insoportable.
Nos tenemos que buscar
suplente, aunque el tanga cague
cuando al procesionar
valué devoto el desmadre…

Hicieran en cementerio
un casting ante notario
para premiar descompuesto
que, como buen ex cristiano,
hubiere perdido el tiempo
en vez de afrontar calvarios
cagándose en patrañeros
flageladores maleados.

Y escoge el jurado a alcohólico,
por resistir recto quimios 
de metales catatónicos
no aconsejables con vino.
Arfonso implora a Dios cólico;
bajados los calzoncillos, 
reposa en taza, faraónico,
disimulando el martirio:

-Sentado sobre retrete,
siento que un elefante
hasta tráquea desde ojete,
envuelta en bodrio de alambres,
trompa entera me mete-.
Su inquina hacia homosexuales  
se le curó de repente,
pues «karma a homófobos abre».

Viuda en su honor, rumbosa,
da a cofradía un donativo
muy vintage, petacona.
-¡Recordadlo agradecidos!
Se la conoce a la zorra,
por sobornar; trae mininos
a alumnos, que antes les roba
a ancianas con paliativos.

Llegando a apogeo la fiesta
del postureo solemnillo,
se le ocurrió a peluquera
procedimiento inclusivo
tras extinción de las viejas:
-¡Qué Vírgenes que cavilo
veladas portando velas!
¡Qué encajes en rebocillos! 

Salían por pórtico airosas,
después de que la alcaldesa
tinte de cuajo de polla
les restregase en cabezas.
Si miras ves a señoras,
con sus mantillas bien puestas;
silentes, respetuosas,
como en ensayo, discretas.

Subiendo rambla ya el trono
y el séquito distinguido,
se oyen platillos, bombos,
saetas, de abril quejidos,
para el barrio glamoroso
en que expuso Miguelico
gran cartelera de porno
con variedad de chuminos.

Iría arzobispo ensoñando
sus cosas, y el inocente
lanzó hacia atrás como ramo
nupcial, salao cacahuete
que, rueda por el asfalto;
no solivianta, pues plebe
atiende a un Poncio aireando
su fallo ante tenderete.

Mas por manjar sí se lanzan
sin compostura las monas
como los niños a traca;
sus cobijas vaporosas
a velazos se destapan.
Catarsis de cachiporra
ve a muchedumbre a hacer palmas
a Vírgenes tan cabronas.

Fanfarrona, diré a Esopos,
reclama protagonismo. 
Desde balcón, ante embrollo,
vuelca con feminismo
de otro nivel, olla a Arfonso,
quien, siente no el candor rico 
de jazmines en los morros,
sino apestoso chorizo.

(Confundió felicidad
a Callejona pendeja
que calentaba a rabiar
para el trimestre lentejas).
A él lo hubo que sujetar
escalándose la chorrera;
a ostias la quería adiestrar
«como se amaestra a las feas»…

Tornó procesión al templo
y el zombi cae, a alcantarilla;
su viuda a lo alpujarreño
convida a agua de calcillas [1].
Y a Mica alzan costaleros;
rodeada de flamas místicas,
le sube hasta laca un pedo,
de gas ruso alternativa.

¿Se acabó o no Era de Mona
a la par tiznada y fresca     
fumeteando fodonga
mientras marrana echa hogueras
con hemorroide de bronca?
Resucitada Quimera [2],
tragicomedia a ramplona
la invita a barrer, en cueva.

(Texto incluido en libro inédito Las Pajas del Padre Rubio)

© José A. Callejón.

Notas aclaratorias

[1] El Agua de Calzón. Hace muchos años, en algún lugar de América Latina, donde las creencias en la magia y el poder de las hierbas eran irrefutables, nació la receta para un brebaje muy potente. Según los creyentes, era capaz de lograr enamorar sin remedio a la persona objeto del deseo de quien lo preparara.

Esta “poción de amor” requería de una preparación muy simple, con rituales sencillos, y un ingrediente un tanto particular; un calzón usado. De allí su nombre, agua de calzón.

Muchas mujeres lo usaron por generaciones, asegurando que se trataba de un brebaje muy poderoso y efectivo. Incluso, en países como México, aún se escucha a los amigos decir freses como “a ti parece que te dieron agua de calzón”. Cuando un hombre cae completa y locamente enamorado de una mujer.

Lo más curioso es que esta práctica no que quedó en los tiempos remotos. Hoy en día aún es bastante común ver a mujeres y hombres, usar el agua de calzón para lograr un amor imposible o evitar una ruptura. 

De ahí dichos como: «Está muy enamorado de ella… Debe ser porque le dió a beber agua de calzón».

Información extraída del Articulo
Qué tan cierto es el Agua de Calzón
https://universoabierto.com/que-tan-cierto-es-el-agua-de-calzon/

[2] En la mitología griega hay una enorme cantidad de seres impresionantes y bestias increíbles, pero pocas son tan exóticas y temidas como la Quimera, híbrido entre león, cabra y reptil, que además tenía la habilidad de arrojar fuego por el hocico. 

La zona en donde habitaba la bestia se encontraba en el suroeste asiático, en las áreas que hoy corresponden a Turquía y sus alrededores. Amisodares, rey de Caria, la crió y le dio refugio en Patara. 

Con el paso del tiempo, la naturaleza salvaje y violenta de la bestia se mostró. Mataba por placer y disfrutaba robar tesoros por el mero hecho de poseerlos. Para alimentarse, aterrorizaba la ciudad de Licia, asesinando a sus habitantes y devorando a sus rebaños. 

El rey Yóbates, harto de la situación, ordena al héroe Belerofonte que acabe con la bestia. El semidiós, hijo de Poseidón, contaba con la ayuda de Pegaso, el caballo alado de Zeus.

Teniendo en cuenta el peligro que representa la Quimera y el hecho de su casi invencibilidad, Belerofonte aprovecha el poder de vuelo de Pegaso para cansar a la bestia. Luego de arrojarle una lluvia de flechas, el héroe le incrusta una lanza con punta de plomo; cuando el metal entró en calor con el fuego, se derritió y esparció por los órganos del animal, matándola de esa manera.  

Leer la Procesión
en The Symbolist Post
https://symbolistpost.wordpress.com/2023/04/07/la-procesion/
en BalermaTV
https://balermatv.blogspot.com/2023/04/la-procesion-semana-santa-en-dalias.html?m=1
en Medium
https://josecallejon.medium.com/la-procesi%C3%B3n-11d2dcf6e9f5

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